Llevo varios días para terminarlo, pero ya está mi último cuenco/frutero/ensaladera, que la verdad es que me encanta! Tiene muchas horas de trabajo, y aunque no he tenido la previsión de grabar el proceso, voy a explicar un poco lo que ha conllevado hacer este cuenco.
Lo primero es seleccionar las maderas a utilizar. Quería maderas que no fueran demasiado llamativas y con tonos más bien apagados, porque bastante barroco es ya el tema de tantos cuadraditos pegados como para encima meter maderas muy brillantes y coloridas. Casi todas son maderas africanas (Koto, Jatoba, Sapelli, Zebrano, Wengué), más Lenga de América del Sur y Nogal americano. En total 7 maderas. Ahora había que pasar de palos en bruto a las tiras cuadradas que luego iba a encolar. Así que a cortar, cepillar, regruesar y lijar todas, que ya es un rato. Luego viene el trabajo gordo de encolar todos los palos en la prensa, un proceso tedioso y que parecía infinito. A lo tonto el cuenquito se lleva un montonazo de cola.
Una vez encolada toda la masa de palos, ya es hora de meterlo en el torno. Primero el exterior y base. En el lateral tornée una ranura curvada para acentuar la mezcla de las maderas, lo cual produce algunas uniones muy vistosas. En la base los anillos que suelo hacer emulando mi logo, y a vaciarlo. Después de lijarlo, le apliqué un tratamiento de aceites y ceras naturales, que además de dar un aspecto natural y bonito, huele de lujo. Podéis verlo en mi web. Metí una tarjeta de visita dentro para que se aprecie el tamaño, que siempre me echan la bronca por no poner nada en la foto que dé idea del tamaño de la pieza.
¡Que locura!
Una pasada!!