Un “problema” que tengo medianamente a menudo es tratar de explicar qué hago, o cómo me clasifico. Me siento parcialmente identificado con los términos habituales, pero no del todo con ninguno. Suelo decir “trabajo con la madera”.
- Carpintero. Un carpintero es alguien que fabrica e instala elementos funcionales más que decorativos. Puertas, ventanas, suelos, frisos, rodapiés. Además, el carpintero tradicionalmente hace cosas más de batalla. Yo si lo puedo evitar, no hago estos trabajos. Pago gustosamente a un crack de poner puertas para que me las ponga. No le veo ningún atractivo, por lo que no lo he practicado mucho, por lo que no es mi fuerte, por lo que me estresa.
- Ebanista. Bueno, aquí nos vamos acercando más, porque el ebanista hace muebles. Yo hago muebles. Pero no sólo hago eso. Ebanista por otra parte se suele ver como un oficio antiguo, de tipo que trabaja más con las manos que con máquinas, que no hace cosas en serie. Tampoco soy yo así.
- Artista. No me siento muy artista. Procuro hacer cosas artísticas, creo que soy creativo, pero en el sentido de trasladar una imagen intangible y maravillosa en mi mente a un material bruto, ya sea con pinceles, gubias o arcilla, soy un negado.
- Artesano. Al final son asociaciones mentales de cada uno, más o menos acertadas, pero yo un artesano le imagino como una persona con medios más limitados. Que hace unas cosas muy concretas, de una manera concreta, y normalmente piezas pequeñas o sencillas.
- Bricolajero. El que tiene en su garaje un cuarto de herramientas, meticulosamente organizadas (o tremendamente desorganizadas a veces), y dedica sus ratos libres a hacer pequeños proyectos, con los que se tira semanas o meses. Suele ser un apasionado, suele evolucionar y aprender mucho, enorgullecerse de su trabajo, ser esmerado.
- Industrial. Luego está la gente que trabaja la madera (o más bien sus sucedáneos) como un oficio más, igual que podrían haber sido fontaneros, electricistas o canteros. Han heredado el negocio, o empezaron por el motivo X, pero no son apasionados del trabajo que hacen. Sacan piezas como churros, con más o menos esmero, pero sin tanto alma como uno de los anteriores.
No sé, no me siento cómodo en ninguna de las categorías anteriores. Digamos que empecé como un bricolajero, pero soy un poco obsesivo y burro. Cuando llegaba al convencimiento de que necesitaba tal herramienta o máquina para hacer lo que quería bien, no se me pasaba por la cabeza que era cara, que era excesiva, que era injustificable. Sólo pensaba cómo conseguirla. Así pasé de una ingletadora a una combinada sencilla, a máquinas más grandes, y a un control numérico. Ahora que lo pienso, cuando veía atónito vídeos de gente con controles numéricos y máquinas de ensueño, nunca pensaba que jamás las tendría ni que fuera imposible. Así me fui equipando.
En cuanto a mis preferencias, me gusta hacer cosas artísticas, pero me aburro si sólo hago eso. Y como me pongo siempre metas que CASI cuesta creer que sean alcanzables, no podía dedicarme exclusivamente a hacer cuencos y tablas de cortar, así no te haces rico. Ahí era más un artesano que otra cosa. Me gusta el macizo, eso está claro. Con el tiempo y la experiencia he aprendido a no renegar de otros materiales, pero vamos, a mí lo que más me gusta es la madera maciza. Me hace feliz. También prefiero cosas grandes antes que pequeñas. Las máquinas que tengo son más bien para cosas grandes.
Me gusta la idea de introducir la precisión y matemática en el trabajo. Es un reto que me interesa el poner un ensamble o elemento exactamente donde quiero, con precisión de fracciones de milímetro. Esto implica control numérico, claro está. Es un mundo en sí mismo, diferente a cualquier otra manera de trabajar la madera, y fascinante. Pero el control numérico se emplea sobre todo para crear muebles aburridos, de tablero, que fabricas como churros y que podrías haber fabricado tú, Ikea o el que tenga la máquina. Eso tampoco tiene gracia para mí.
En resumen, tengo un poco la mentalidad y pasión de un bricolajero, pero con los medios de una industria. Aunque no me gusta la filosofía mercantilista sin alma de una industria. Utilizo los medios de una industria para idear y fabricar cosas artísticas o artesanas. Me gusta crear muebles gigantes y complejos que encajan a la perfección. Pero que sean de madera de verdad a ser posible. Madera de la que trabajo decenas de especies, a medida, dedicando un buen rato de pensamiento, dibujo y diseño a cada trabajo. Como un bricolajero. Pero luego lo quiero fabricar rápido y preciso para pasar al siguiente, como un industrial.
Quiero pensar que este conjunto de características me da una posición relativamente única, y me permite llegar a clientes que de otra manera lo tendrían complicado. Puedes encontrar un artesano o bricolajero que tenga unas manos estupendas. Pero ese normalmente carece de medios para hacerte el mega mueble moderno preciso y complicado en plazo y forma. Puedes dar con una industria que tenga esos medios, pero normalmente o no tienen tiempo/interés en hacer trabajos únicos, o te cobran un ojo de la cara.
Cada vez me vienen menos e-mails de gente preguntando si instalo suelos o fabrico armarios baratos de tablero plastificado asqueroso. Me vienen más mails de gente pidiendo cosas especiales en macizo, muebles a medida, diseño. También me discuten cada vez menos los precios. En parte porque ven mi web, lo que hago y lo que cuesta, y porque yo también lo empiezo a valorar. Antes me faltaba tiempo para rebajar los precios hasta el punto necesario para asegurar la venta. Ahora pienso las horas que hay que dedicar, las máquinas que hacen falta, el conocimiento que se necesita, y llego a la conclusión de que el que no lo quiera pagar, tiene muchas alternativas. Lo cual no quita que siempre se pueden buscar maneras de abaratar, y que pedir precio es gratis, así que no os cortéis.
Hola, tras leer este post me siento totalmente identificado y no he podido resistir comentarlo.
Yo aun estoy en mis comienzos pero la lineaa seguir (todavia imaginaria para mi) es similar a la tuya, pero con cosas algo mas pequeñas. La madera maciza también me fascina pero no vengo de familias de carpinteros ni nada de eso, por lo que mis conocimientos de éstas estan muy limitados a lo que leo o a base de prueba error, algo lento pero por mi zona no tengo muchos referentes.
Me gustan tus trabajos, los detalles tan mimados y acabados, cuando nombras todas esas combinaciones de maderas en un mismo trabajo me parece extraordinario, sigue asi y este post me ha hecho valorar un poco mas las pocas cositas que voy haciendo.
Un saludo.